El “instante decisivo” con el que más juego a fotografiar es el cielo en sus atardeceres, es mi objeto de observación constante y se convierte en todo un reto pues es su aspecto cambia en fracción de segundos, no se puede pensar mucho, el tiempo es casi preciso para sacar la cámara y disparar!
En el Capítulo En la caverna platónica tomado del libro Sobre la fotografía se encuentra que “las fotografías suministran evidencia… una fotografía se considera prueba incontrovertible de que algo sucedió” de lo que pasó, de quienes hacen parte de ella, incluso, de quien las fotografió. Con respecto al fotoperiodismo “Fotografiar es esencialmente un acto de no intervención… tomar una fotografía es tener interés en las cosas tal y como están, ser cómplice de cualquier cosa que vuelva algo interesante, digno de fotografiarse…”
La fotografía desde sus inicios ha utilizado su técnica para dar cuenta de acontecimientos y congelarlos para siempre, por eso que hayan fotografías que han hecho historia, como “La niña de la foto” tomada por Nic Ut en 1972.
El ejercicio fotográfico es interesante porque pone en juego muchos elementos que pueden o no ayudar a sacar provecho de una toma. Durante el ejercicio, estuve atenta y a la espera de que algo pasara, al comienzo miraba a mi alrededor sin tener la cámara lista y veía varias cosas que me podrían servir pero una vez encendía la cámara, era muy difícil enfocarle a lo que veía, pues si escogía un personaje, pasaba algo al otro lado y mientras volteaba y disparaba ya el “instante” había pasado. Así que decidí encender la cámara, tener una mirada panorámica del espacio y casi adivinar a qué sujeto le podría suceder algo “instantáneo” que pudiera captar unos segundos después.
El fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson es el autor del término en el cual me he inspirado para captar algunos instantes decisivos que busco a mi paso. El lugar escogido son todos los espacios que visito, ya que una vez conocí este término lo he tenido presente para mis capturas.
Bresson lo expone una vez compró la Leica "se convirtió en la prolongación de mi ojo y ya no me abandonó jamás. Caminaba durante todo el día con el espíritu tenso, buscando en las calles la oportunidad de tomar fotografías del natural como si fueran flagrantes delitos. Me inspiraba, sobre todo, el deseo de atrapar en una sola imagen lo esencial que surgía de una escena."
